¿Alguna vez has sentido tanta rabia que no sabías qué hacer? La historia de la tortuga es un cuento especial que enseña a los más pequeños/as una forma sencilla y efectiva de calmarse sin hacer daño a los demás.
Te invito a leer este maravilloso relato y a explorar otros recursos que te ayudarán a gestionar tus emociones de manera positiva. Descubre distintas estrategias para tranquilizarte, expresar lo que sientes y encontrar soluciones sin recurrir a la violencia.
Hoy haremos algo diferente: esta vez, los niños y niñas más pequeños/as contarán la historia a los mayores. Luego, en asamblea, cada uno de los participantes compartirá qué estrategias utiliza cuando siente enojo.
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Objetivo: Que los niños y niñas tomen conciencia de sus emociones antes de que estas se conviertan en comportamientos destructivos. Además, fomenta la asunción de responsabilidad personal y el autocontrol, lo cual no solo es gratificante, sino que también favorece su desarrollo y madurez emocional.
La historia trata sobre una pequeña tortuga que disfrutaba tanto de jugar sola como con sus amigos . Le encantaba ver la televisión y salir a jugar en la calle, pero no parecía disfrutar mucho de la escuela. Le resultaba difícil permanecer sentada y escuchar a su maestro.
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Cuando sus compañeros y compañeras le quitaban el lápiz o la empujaban, la tortuguita se enfurecía tanto que no pasaba mucho tiempo antes de que comenzara a pelear o a insultarles, lo que llevaba a que la excluyeran de sus juegos. Esto la dejaba muy molesta. Se sentía furiosa, confundida y triste porque no podía controlar sus emociones y no sabía cómo resolver la situación.
Un día, la tortuguita se cruzó con una tortuga anciana que vivía al otro lado del pueblo, y que tenía la sabiduría de trescientos años. Entonces, le preguntó:
- ¿Qué puedo hacer? No me gusta la escuela. No consigo comportarme bien, por más que lo intente.
La tortuga anciana la miró con calma y le respondió:
- La respuesta está en ti misma, en tu caparazón. Cuando sientas mucha rabia o enojo y no puedas controlarte, métete dentro de tu concha. Es como si estuvieras haciendo un puño con una mano y metiendo el pulgar, como si fueras una tortuga que se esconde en su caparazón. En ese momento podrás calmarte y pensar mejor.
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Cuando me refugio en mi caparazón, sigo tres pasos.
🐢📖Primero, me digo a mí misma: "¡Detente!".
🐢📖Luego, tomo una o varias respiraciones profundas, según lo necesite.
🐢📖Finalmente, identifico la causa de mi enfado y la reconozco.
Después de esto, ambas practicaron juntas este método varias veces, hasta que nuestra pequeña tortuga expresó su entusiasmo por volver a clase y ponerlo en práctica.
Al día siguiente, mientras estaba en clase, un compañero comenzó a molestarla. En cuanto sintió la ira asomarse, notó cómo sus manos se calentaban y su corazón latía más rápido. Recordó entonces las palabras de su sabia amiga, se recogió en su interior, donde podía encontrar calma, y reflexionó sobre los pasos a seguir.
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Tras tomar varias respiraciones profundas, emergió de su caparazón y vio a su maestro sonriéndole. Nuestra tortuga siguió practicando una y otra vez. A veces lograba controlar su reacción, otras no, pero con el tiempo, el hábito de recogerse en su concha le permitió gestionar mejor sus emociones.
Ahora que ha aprendido a calmarse, tiene más amigos y amigas y disfruta mucho más de ir a la escuela.liveworksheets.com
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