martes, 29 de enero de 2019

La tortuga, cuento para trabajar el autocontrol

Esta es una técnica que Mark GreenBerg propone dentro del program PATHS  cuyo objetivo es que los niños/as entre 3 y 7 años desarrollen la inteligencia emocional en las escuelas.

OBJETIVO: que los niñ@s cobren conciencia de sus emociones antes de que se conviertan en conductas destructivas.  También les ayuda a a asumir su propia responsabilidad y a controlarse, que además de ser gratificante contribuye muy positivamente a su proceso de desarrollo y maduración.



Esta es la historia de una pequeña tortuga a la que le gustaba jugar a solas y con sus amigos. También le gustaba mucho ver la televisión y jugar en la calle, pero no parecía pasárselo muy bien en la escuela. A esa tortuga le resultaba muy difícil permanecer sentada escuchando a su maestro. 

Cuando sus compañeros y compañeras de clase le quitaban el lápiz o la empujaban, nuestra tortuguita se enfadaba tanto que no tardaba en pelearse o en insultarles hasta el punto de que luego la excluían de sus juegos. La tortuguita estaba muy molesta. Estaba furiosa, confundida y triste porque no podía controlarse y no sabía como resolver el problema. 

Cierto día se encontró con una vieja tortuga sabía que tenía trescientos años y vivía al otro lado del pueblo. Entonces le preguntó:

-¿Qué es lo que puedo hacer? La escuela no me gusta. No puedo portarme bien y, por más que lo intento, nunca lo consigo. 

Entonces la anciana tortuga le respondió:

-La solución a este problema está en ti misma. Es tu concha. Cuando te sientas muy  enfadada o sientas mucha rabia y no puedas controlarte, puedes meterte dentro de tu caparazón (encerrar una mano en el puño de la otra y ocultando el pulgar como si fuera la cabeza de una tortuga replegándose en su concha). Ahí dentro podrás calmarte. 

Cuando yo me escondo en mi caparazón hago tres cosas. En primer lugar, me digo – PÁRATE- luego respiro profundamente una o más veces si así lo necesito y, por último, me digo a mi misma cuál es el problema que me hace enfadar

A continuación las dos practicaron juntas este sistema varias veces hasta que nuestra tortuga dijo que estaba deseando que llegara el momento de volver a clase para probar su eficacia. 

Al día siguiente, la tortuguita estaba en clase cuando otro niño empezó a molestarla y, apenas comenzó a sentir el surgimiento de la ira en su interior, que sus manos empezaban a calentarse y que se aceleraba el ritmo de su corazón, recordó lo que le había dicho su vieja amiga, se replegó en su interior, donde podía estar tranquila sin que nadie la molestase y pensó en lo que tenía que hacer. 

Después de respirar profundamente varias veces, salió nuevamente de su caparazón y vio que su maestro estaba sonriéndole. Nuestra tortuga practicó una y otra vez. A veces lo conseguía y otras no, pero, poco a poco, el hecho de replegarse dentro de su concha fue ayudándole a controlarse. 

Ahora que ya ha aprendido tiene más amigos y amigas y disfruta mucho yendo a la escuela.

La historia se puede variar y contarla más centrada en manejar el miedo, iniciando la historia con una pequeña tortuga que va a visitar a su abuela que vive al otro lado del lago y va a realizar el viaje por primera vez sola. Antes de salir, como tiene miedo de los peligros que pueden encontrase en el camino (algún zorro que quiera comérsela, una tormenta con lluvia y muchos truenos, etc.), su mamá le explica que puede meterse dentro de su caparazón y que allí hay un espacio interior de calma y seguridad.
 

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